lunes, 7 de diciembre de 2020

La quinta esquina, Izraíl Métter

 

“Lo más difícil, al recordar la juventud, es limpiarse los pies en su umbral, y entrar en ella desnudo, desprovisto de la experiencia y de los pensamientos actuales”.

 




Esta es una obra bellísima escrita en 1967, nos narra una autobiografía fragmentada de un escritor ucraniano nacido en Járkov, en 1909, y muerto en San Petesburgo en 1996, y que alcanzó una fama singular (como sucede con muchos artistas) cerca del lecho de su muerte.

 

Esta obra póstuma, vio la luz hasta 1989 y narra el perturbador recuerdo que se hace un hombre en el ocaso de su vida. Mettér es un autor de origen judío, y su novela planea sobre dos hechos históricos: la revolución rusa hasta llegar el terrible estalinismo. El mismo, es su propia voz, se estira en la trama de esta novela, de modo que seguimos los acontecimientos de sus propios recuerdos: su formación obligadamente autodidacta, su licencia como profesor de matemáticas que da clase a trabajadores y obreros en Siberia, en el marco de la segunda guerra mundial, donde termina haciendo colaboraciones satíricas anti nazis en la radio, en ese asedio de novecientos días de duración, acaecido entre 1941 y 1944. En todo ello se instalará como centro vibrante de toda la narración los episodios de un amor loco e imposible “como una religión” que duró más de quince años, hasta la desaparición de la bella e inconstante Katia, a manos de la policía.

 

Es un libro hermoso, escritor entre los recuerdos de las cartas entre Zinaída Borísovna y el propio Métter, que pone en marcha la máquina de los recuerdos, permitiéndonos volver junto con él a su pasado, conociendo a sus amigos, su trabajo, la guerra y, como mencioné arriba, el amor que siempre sintió por Katia, una chica singular y refinada que siempre estuvo de un modo u otro cerca del autor.

Me quedo con esa sensación de desasosiego y agradecimiento propio de las obras escritas con semejante fuerza, naturalidad, lágrimas y sangre, tal como la literatura debería seguirse escribiendo, dándolo todo, sin reservarse nada.



 


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