lunes, 15 de abril de 2019

Vamos al teatro


Feliz y la mierda
Por Julio Sarabia

“Cuando somos felices siempre somos buenos, pero cuando somos buenos no siempre somos felices.”
El cuadro de Dorian GrayOscar Wilde



“Vamos al teatro, pero vístete bien. No vayas a salir con esas garras que luego hacen a la gente murmurar”. “Oye, pero yo sólo quiero ver teatro”. “¡Cállate!, haz lo que digo, vístete y vámonos”. Sales al teatro, esta vez acompañado. Siempre tomas el metro o la bici para llegar, pero hoy toca Uber, pues la idea es llegar a tiempo. Llegan. Tienes la esperanza de que ella, tu pareja, le valga un reverendo comino como vayas vestido. “La gente sólo quiere ver buen teatro”, piensas. “Te equivocas, la gente va al teatro como si fuera a un baile de cámara o a una cena de gala, se peina y se viste con glamour. Y tú que pensaste que el teatro se trataba sólo de sentarse y apreciar la magia. Pues sí, ¡qué se jodan los demás, yo vengo a ver buen teatro!”, sentencias.

En esta ocasión se trata de Happy, escrita por Roberto Caisley y dirigida por Angélica Rogel. La sala está llena. Tú y tu acompañante se sientan en un buen lugar, no en el centro, pero es un buen lugar. Tercera llamada, las luces se encienden y la voz de Eva (Regina Blandón) acciona el botón de salida, ya estamos en la acción. Al poco tiempo, Alfredo (Pablo Perroni) llega empapado, un hombre maduro con pinta de tipo feliz, buena onda, mesurado, convencional, de los que no hacen lío. Pero, en realidad, es mucho peor, ya que Alfredo es la felicidad irascible andando, además de ser un escritor retirado (no se consagró y sólo publicó una colección de cuentos malogrados), que termina “felizmente” dando clases de literatura francesa, un poco la suerte de muchos escritores retirados. También está “felizmente” casado desde hace más de diez años con Melinda (Yuriria del Valle), una mujer que habla hasta por los codos. Tal para cual, la típica parejita ejemplar.


Toda la acción se desarrolla en el apartamento de Eduardo (Juan Ríos), un artista plástico, cuarentón que, además, es un mujeriego. La historia comienza con una comida sorpresa en casa de Eduardo, cuyo motivo es presentar a “su nueva mujer”, la conquista en turno; sin embargo cuando llega Alfredo, su amigo no está. Como dije, Alfredo irrumpe en la casa llevando los pantalones mojados y con sonrisita pendeja, quien lo recibe es una sensual jovencita en bata de baño llamada Eva. Como no queriendo la cosa, sostienen una charla superficial que poco a poco se vuelve más profunda, lo que ayuda a que el espectador los conozca mejor. Se sabe, por ejemplo, que Alfredo tiene una hija con necesidades especiales, que está casado y tiene una vida ejemplar como de revista HOLA; por el contrario, Eva es una mujer atormentada, con un pasado lleno de desvaríos y muertes (su hermano se suicidó y su expareja la golpeaba); aspira a ser artista plástica, pero su obra que todos vemos es, por decirlo menos, una tontería, vaya artista no es, al menos no plástica. Lo que sí tiene a su favor es carácter y cinismo, habla con soltura, tirando a matar, la vida la queda chica y su mejor don es poner a las personas en jaque, vaya saca lo peor de los demás.

            Finalmente llega Eduardo y poco después Melinda. La reunión incluye anécdotas, recuerdos, opiniones, enfrentamientos, un menú exprés y mucho alcohol de por medio. Conforme transcurre la noche, la situación se torna cada vez más compleja; el vino funge como detonador de confesiones demoledoras.



Es una comedia ácida, negra, sobre las relaciones humanas, los lazos endebles, las buenas costumbres rotas, las pretensiones y máscaras de un supuesto bienestar. La pieza va ascendiendo por una vereda ríspida, la tensión aumenta, las palabras dan como torpedos al corazón de cada personaje, de cualquier modo no sabes si llorar o reír, o todo al mismo tiempo. “Ese Alfredo, ¿te das cuenta?, es un pendejo, le faltan huevos para enfrentar la vida”, dice ella. “¿Pero qué me dices de Eva? Muchos huevos, pero está hecha un lío”, agregas tú. La función termina con una sacudida de 1000 volts, la felicidad es una figuración, es un final poderoso, fuerte. Después de este tipo de puestas no queda más que regresar a casa y pensar un poco que la felicidad nos cuesta caro pero más las apariencias. La gente aplaudió mucho, y vaya no es para más, la obra tiene corazón.

¡Felicidades!

jueves, 4 de abril de 2019

Hoy presentamos: Departamento de especulaciones, Jenny Offill


“TheLibrook, un espacio para los amantes de los libros”
Hoy presentamos: Departamento de especulaciones, Jenny Offill
Editorial: Libros del Asteroide

6º libro 
2019

 

Departamento de especulaciones (Libros del Asteroide, 2016), la segunda novela de Jenny Offill, es de lectura veloz y digestión lenta. Su argumento es banal (las preocupaciones de una madre, esposa y escritora) y ambicioso (la vida, al fin y al cabo). Su estructura, desmenuzada en párrafos de unas pocas líneas que hacen saltar de un tema a otro sin cesar, es innovadora, pero no vanguardista: el espectador de cine de acción, el de teatro contemporáneo, el lector de poesía, el seriéfilo no se espantará ante semejante ritmo de montaje.

Híjole, quiero ser benevolente con este libro, la primera vez que lo leí fue en 2017 y quizá porque estaba en otra sintonía, me gustó. Hoy, por el contrario, me pareció una lectura por momentos aburrida, incluso que no parece ir hacia ninguna parte. Aunque se reconocen algunas cosa, por ejemplo el ritmo vertiginoso de su historia, acompañado de una especie de prosa poética muy recurrente en la narrativa actual. Su historia va de la cotidianidad, a través de los ojos de una mujer que es una madre con una hija brillante, una esposa con un matrimonio derrumbado y una escritora de encargo cuya novela parece hablar de todo y nada. Me parece una novela de momentos, de frases cortas, de instantáneas a ratos mal enfocadas, de frases y citas librescas; una novela de intimidad, de confesiones, de miradas, de gritos ahogados y todo en fragmentos breves muy intensos.

Nota final: La editorial me encanta, cuenta con títulos imperdibles, he leído un par de novedades que me gustaron mucho, espero regresar con nuevas lecturas más deliciosas y suculentas. Vaya, pero no se desanimen, es un libro que se lee rapidito, en una tarde de lluvia o dos o tres o diez o dependiendo de tu ánimo y seguro le sacas cosas valiosas, lo prometo.

“Ahora llueve más. Los dos se están calando hasta los huesos. ‘Diez minutos –grita la esposa en un segundo plano-. ¡Sólo diez minutos! ¡Me bastan diez minutos!’ La esposa, que casi nunca le ha gritado, y mucho menos en público. Ahora es importante cambiar el punto de vista. La esposa se da cuenta de que le duele el pie de las patadas que le ha dado a la máquina expendedora de periódicos. Se pregunta si lo habrá roto. Aquí haz una pausa. Un respiro antes de que la acción continúe. El marido termina de hablar por el móvil. Le tiemblan las manos. ‘Ya viene –dice-. Estará aquí en un segundo.’” (pág. 127).

Jenny Offill




martes, 2 de abril de 2019

“TheLibrook, un espacio para los amantes de los libros” Hoy presentamos:: El nacimiento, de Alexéi Varlámov


“TheLibrook, un espacio para los amantes de los libros”
Hoy presentamos: El nacimiento, de Alexéi Varlámov

5º libro del año 

Foto: Joy

Un hijo nos es dado

Fui uno libro entrañable, de esos que te dejan un sabor de boca entre amargo y dulce, sin duda es una buena recomendación para leerlo en tiempo de lluvia o cuando estés pasando situaciones difíciles.

Sinopsis
Esta es la historia de dos protagonistas sin nombre, con 12 años de matrimonio monótono, distante y casi al punto del divorcio, no tienen hijos y sus vidas estriban entre la monotonía y los silencios. No obstante, casi por accidente, ella queda embarazada pero con altas complicaciones, de modo que poco a poco la pareja irá trazando un endeble camino con la finalidad de salvar a su hijo. Es una novela conmovedora bajo el contexto de una Rusia contemporánea, si bien aunque se menciona una guerra, no se llega a desarrollar nada al respecto, en ese sentido la trama está más bien recargada en las miradas de estos dos personajes representantes del género humano, en una de sus múltiples facetas como padres primerizos.

La novela está plagada de silencios, reflexiones, caminatas por el bosque; narrada con una sencillez abrumadora, la historia se desarrolla en medianos capítulos en crescendo. Me encantó la fuerza de los personajes, sus vacíos, sus silencios, sus sentires, se puede sentir su separación y el repentino a razón del embarazo. Hay momentos desesperantes como cuando ella se enfrenta al sistema médico, como conmovedores y tristes y hasta esperanzadores. 

Dibújame un cordero