miércoles, 9 de diciembre de 2020

La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares

 

“TheLibrook, un espacio para los amantes de los libros”
Hoy presentamos: La invención de Morel, Adolfo Bioy Casares


“No espero nada. Esto no es horrible. Después de resolverlo, he ganado tranquilidad. Pero esa mujer me ha dado una esperanza. Debo temer las esperanzas. Tal vez toda esa higiene de no esperar sea un poco ridícula. No esperar de la vida, para no arriesgarla; darse por muerto, para no morir. Ya no estoy muerto: estoy enamorado” 




Creo que abordar esta novela y hablar en sí de ella es todo un hallazgo, primero porque es una novela que fue escrita en 1940 y, sin embargo, aborda una historia compleja para su época, aunque no es fortuito, es un momento histórico de revolución científica, aunado al gusto de Bioy por el cine, es decir sobre las historias que se proyecta en una pantalla. Estamos, pues frente a una historia donde los fantasmas son producto de una maquina fantástica, compleja y extraña, la máquina de Morel, el inventor.

 

Es una obra donde las proyecciones cinematográficas alcanzan una suerte de hologramas tridimensionales, donde los personajes de la trama quedan retratados en esta compleja máquina que los reproduce de tanto en tanto. Bioy nos narra en este libro la historia de un ex presidiario venezolano, que refugiado en una isla aparentemente solitaria, se conecta -sorpresivamente y sin saber al principio la naturaleza de su verdadera existencia- con una proyección holográfica, lo más parecido a lo que hoy conocemos como «realidad virtual». El carácter «técnico» de la invención de Bioy en esta novela es el fenómeno generador de una dimensión fantástica diferente, que implica un salto que modifica y crea una convención inédita del género.

 

En La invención de Morel, el protagonista narrador, el ex presidiario que se esconde en la isla, se interroga o pregunta sobre la verdadera existencia de Faustine y los demás habitantes del lugar. ¿Qué es lo real o qué es real? es el dilema o el enigma fundamental en el desarrollo de todo el relato.

 

Desde el punto estético, es una obra bien lograda, muy técnica en su forma, redonda, de hecho es tanto que a ratos me parece un tanto inverosímil, contada en una suerte de diario sin fechas (en esta isla los días suceden en otro tipo de suerte cronológica), el ex presidiario analiza, explora y saca conjeturas con la óptica de un científico y filósofo lo que va viviendo en la isla, tanto que parece una novela muy científica, carente de emociones, apostando más a la veracidad y objetividad de los hechos, que a las emociones, aun cuando el personaje sufre, miedo, confusión, impotencia y desaliento. Paralelamente existe una historia de “amor” donde nuestro protagonista se enamora de una persona que resulta ser una figuración, un fantasma, una invención y, por tanto, una vez sabido esto, la historia da otro giro, el personaje se convierte en una suerte de detective que busca la máquina y la historia detrás ésta.

 

Tengo emociones encontradas después de leer esta novela, me gusta en cuanto a forma, historia, tratamiento técnico; pero en cuanto a la construcción emocional de los personajes, me resulta tan distante y frívola. Bioy apuesta, me parece, a la objetividad de los hechos más que a la esencia y profundidad emocional de los personajes, me sentí con una constante sensación de desaliento, me recordó incluso a esas novelas de Camus o Houellbecq tan deprimentes y desesperanzadoras. No obstante logra atrapar, asombrar, es una obra futurista que hoy, con el auge del cine de ciencia ficción, parece tener otra vigencia.    

 

Foto: Julio Sarabia


“Asombra que el invento haya engañado al inventor. Yo también creí que las imágenes vivían; pero nuestras situación no era la misma: Morel había imaginado todo; había presenciado y había conducido el desarrollo de su obra; yo la enfrenté concluida, funcionando”.

 

La Invención de Morel 

 

 


1 comentario:

  1. Estupenda reseña, Julio. El libro me interesa desde el punto de vista estético. Sobre todo por esa distorsión de la realidad que sufre el personaje. Lo cierto es que nos pasa a todos. A partir de creencias y concepciones, construimos nuestra propia realidad, pero esa no es la auténtica realidad, es la manera que tenemos de dialogar con nosotros mismos para darle un sentido determinado a nuestras vidas. Ajustamos la realidad a nuestro modo de vivenciarla. No sé si este libro va por aquí. En cualquier caso, tiene un argumento interesante.

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